Estados Unidos.- James Derek Mize es un ciudadano estadounidense, nació y creció en Estados Unidos. Su esposo, que nació en el Reino Unido pero cuya madre es estadounidense, también es un ciudadano de Estados Unidos.
Sin embargo, la hija de la pareja no lo es, de acuerdo con el Departamento estadounidense.
Ella nació en el extranjero mediante un vientre subrogado, para lo cual se usó el óvulo de una donante y esperma de su padre nacido en el Reino Unido.
Esas circunstancias particulares significan que, debido a una política de décadas de antigüedad, ella no califica para la ciudadanía por nacimiento, aunque ambos padres son estadounidenses.
“Es impactante”, dijo Mize, de 38 años, que trabajaba como abogado y vive en Atlanta con su esposo, Jonathan Gregg, un consultor de administración. La pareja recibió una carta el mes pasado en la que le niegan la ciudadanía a su hija.
James Derek Mize y su esposo, Jonathan Gregg, son ciudadanos estadounidenses. Conforme a la política del Departamento de Estado, su hija no califica para la ciudadanía de ese país. The New York Times.
“Ambos somos estadounidenses; estamos casados”, dijo Mize. “Consideramos realmente difícil de creer que tendríamos una hija que no podrá estar en nuestro país”.
Su caso ilustra la más reciente complicación que enfrentan algunas familias que usan la tecnología de reproducción asistida, como los vientres subrogados y la fertilización in vitro, para tener hijos.
Durante años, las técnicas han generado debates éticos y legales polémicos sobre qué define a la paternidad. La inmigración y la ciudadanía son el obstáculo más reciente en esos debates.
En el centro de la polémica se encuentra una política del Departamento de Estado, basada en la ley migratoria, que requiere que un hijo nacido en el extranjero tenga una conexión biológica con un padre o madre estadounidense para poder recibir la ciudadanía de nacimiento.
Eso generalmente no es un problema cuando las parejas tienen bebés sin asistencia tecnológica, pero puede tener sus bemoles cuando solo uno de los esposos es el padre genético.
“Consideramos realmente difícil de creer que tendríamos una hija que no podrá estar en nuestro país”.
La política ha estado bajo un intenso escrutinio en los últimos meses por las demandas que argumentan que el Departamento de Estado discrimina a las parejas de matrimonios igualitarios y a sus hijos al no reconocer su unión.
Debido a esta política, el departamento clasifica a ciertos infantes nacidos por reproducción asistida como “ilegítimos” (nacidos fuera del matrimonio), lo que fija un peldaño más alto para la ciudadanía, incluso si los padres están legalmente casados.