Guaymas, Sonora.- La zona portuaria de altura en Guaymas se ha convertido prácticamente en una “bomba de tiempo”, misma que fue exhibida con el reciente derrame de ácido sulfúrico vertido a la bahía; ahora se sabe que Grupo México no cumple con las medidas de seguridad necesarias para operar este tipo de materiales químicos.
Mientras tanto, la Administración Portuaria Integral de Guaymas (APIGuay) se mantiene hermética, tolerante a extremo con las irregularidades de su cliente Grupo México, no dan la cara ante el reclamo social del alto grado de contaminación que se genera desde la zona portuaria.
El silencio es la constante, la hermeticidad de las instalaciones federales — de acceso restringido — es el mejor escudo que se tiene para que no se exhiban las irregularidades del recinto portuario y sus obsoletas instalaciones, aun cuando las maniobras de diversos productos sean generadoras de una alta riqueza.
Pero algo falló: Un trabajador cometió en “enorme pecado” de video-grabar con su teléfono móvil la fuga de ácido sulfúrico en la zona de embarque, producto que fue a parar a las aguas de la bahía.
Hizo circular el video, que llegó a medios de comunicación y con ello vino el escándalo; la investigación de Grupo México y la APIGuay se centró en quién había tomado el video y quienes sabían de ello y lo circularon; la sentencia vino de inmediato: El despido fulminante de cinco empleados.
Hoy se sabe que hubo tres personas heridas con este derrame de ácido sulfúrico – el primero exhibido y por tanto reconocido –, que fueron trasladadas a nosocomios fuera de Guaymas para que el escándalo no creciera más.
Desde hace años la Administración Portuaria Integral de Guaymas se ha convertido en una potencial fuente de contaminantes para sectores colindantes, como Punta Arena, Golondrinas, Montelolita y Termoeléctrica, y hasta Empalme, sobre todo cuando se manejan productos mineros – como el coque – al aire libre.
Las autoridades federales no han intervenido adecuadamente para frenar esta situación y poner un freno a estas actividades contaminantes en la zona portuaria, que están afectando la salud de los guaymenses y empalmenses.
Hasta hoy, la respuesta es el silencio de la complicidad.
