Perú.- La relación prohibida de dos hermanos terminó en un horrendo crimen cuando estos se vieron descubiertos por su madre y optaron por matarla.
Agrepina, de 45 años, fue asesinada por sus propios hijos luego de que ella los descubriera teniendo relaciones sexuales en su casa, según cita Diario Ojo y El Comercio.
Los hechos ocurrieron en la localidad de Tacna en Perú, el pasado 12 de enero.
Los hermanos indentificados como Miguel, de 20 años y la menor Nancy, de 15, confesaron el crimen a las autoridades.
Dijeron que asesinaron a sangre fría a su propia madre, quien trabajaba como comerciante vendiendo verduras.
Medios locales señalaron que su hijastro y su hija menor decidieron quitarle la vida porque “estorbaba en su amor”
Agrepina salió el pasado 12 de enero de su vivienda para llegar hasta su puesto en el mercado Miguel Grau.
En ese momento fue atacada brutalmente con un martillo por su hijastro.
La Policía señaló que la mujer intentó defenderse del ataque utilizando un cuchillo con el que cortaba las verduras y le dejó un corte profundo en la mano a su hijastro, pero de poco sirvió, pues la veterana quedó inconsciente.
Los investigadores informaron que la hija de Agrepina le dio el golpe final con un par de bloques que le lanzó en la cabeza.
Tras asesinarla, los hermanos trasladaron el cadáver de la mujer hacia un cerro, en donde intentaron enterrarlo antes de que amaneciera.
Días después, comerciantes y amigos de la madre fueron a buscarla a su casa pero llamaron a la Policía tras ver que solo estaban los jóvenes y que no mostraban preocupación por su ausencia.
Tras iniciar las investigaciones y notar varias inconsistencias en sus testimonios, los hermanos tuvieron que contar lo sucedido y llevar a los uniformados hacia donde estaba el cadáver.
La pareja de menores señaló que mataron a la madre porque no aprobó la relación sentimental que ellos tenían.
Ambos jóvenes fueron arrestados y puestos a disposición de un juez calificador por el delito de homicidio calificado, delito por el que podrían pagar hasta 20 años de prisión.
