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«Me tocó estar en el mero nido de las balas, justo cuando se enfrentaban marinos y narcos»

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Aún con mis manos temblando, me atreveré a contarles mi experiencia de hoy, solo para que vean que no tiene nada de gracia para estar bromeando con lo que está pasando en Culiacán.

Confieso qué hoy fue el peor día de mi vida.

Me tocó estar en el mero nido de las balas, justo cuando se enfrentaban marinos y narco, real en medio del enfrentamiento EN MEDIO. Sentía mi carro temblar, no sé como logré entrar abajo del volante, hice llamadas para decirles que los quería, para decirles que eso era una pesadilla, que ya quería que se terminara, que tenía mucho miedo, que probablemente no saldría viva de eso.

Saben… Por un momento pensé que era una balacera de 10 minutos, pero esas dos horas que estuve abajo de mi asiento me sentí morir, temblé de miedo, entré en crisis y me desmayé y volví a despertar, asomaba un poco la cabeza por la ventana y miraba a los marinos estacionados a un lado mío tirados en el suelo, con sus armas, resguardándose, tal cual una guerra como las películas o PEOR.

De repente se paraba 15 minutos y yo respiraba pensando que ya se había acabado cuando volvía el sonido horrible y no se de armas pero seguramente eran distintas y muy peligrosas. También miré al cielo y ya estaban los cuervos volando encima para comerse probablemente los cuerpos que ya estaban sin vida a metros de mi.

Mi papá (intentando calmarme cuando también se estaba volviendo loco junto con mi madre) me decía que les pidiera ayuda a los marinos porque quizá no me habían visto (y así fue, no sabían que yo seguía ahí) pero cada que intentaba asomarme se dejaba venir una guerra y hecha bolita me puse a ver mi vida pasar por segundos… realmente vi un resumen y pensé: no manches no me quiero morir. Se me descargó el cel, no me podía comunicar, a todos los que les avise los tenía vueltos locos, hasta que un soldado me vio y me bajó del carro, corriendo, agachada, y me metió a un establecimiento donde había mucha gente resguardada, llorando, desmayándose, hablando por teléfono, y yo sin pila, en shock, cuando de repente se deja venir otra ola de balazos. Me prestaron un cargador y con ese 1% pude decirles que ya está a “salvo” o medio a salvo. Cuando vi que mi papás fueron por mi agradecí tanto a la vida el poder volverlos a ver.

No manchen, de verdad no le deseo a nadie esto A NADIE. Las peores 5 horas de mi vida. Gracias a todos los que se preocuparon. No tengo como defender mi bella ciudad de Culiacán esta vez.

No se como siguen idolatrando a esos seres sin alma. Sus narcos “queridos” que arrasan y se llevan la vida de miles de inocentes como pude haber sido yo.

Nos falta mucho amor y empatía.
Buenas noches