Lenexa, Kansas, EEUU.- Dennis Wilson, de 74 años de edad, era un profesor y supervisor escolar retirado, tras haber alcanzado el beneficio de la jubilación, murió sin que le hicieran caso de practicarle la prueba del Coronavirus (COVID-19); esperaron que su salud se agravara para comenzar a atenderlo, cuando ya era demasiado tarde.
Casos como este suceden a diario en hospitales estadounidenses, pues la práctica de los análisis correspondientes del COVID-19 regularmente se aplican a personas que presentan ciertos síntomas.
Dennis Wilson enfermó el 12 de marzo, por lo que acudió a una clínica para que lo atendieran y solicitó la prueba del COVID-19, pero solo lo regresaron a casa a guardar reposo.
Al otro día regresó, con más molestias para respirar, y le dijeron que tenía gripe del tipo A y B.
El 15 de marzo las dificultades para respirar aumentaban, fue a un hospital y le dijeron que presentaba neumonía, pero sin hacerle el análisis del COVID-19, pues el médico consideró que no tenía los síntomas para ello.
Hasta que el día 17, que su salud agravó, fue internado en la unidad de cuidados intensivos, le hicieron la prueba del SARS-CoV-2 y dio positivo.
Pero ya era demasiado tarde y lamentablemente el educador retirado dejó de existir.
Su esposa Joanna hizo una publicación en redes sociales: “La batalla ha terminado. Estoy absolutamente devastada; entré en mi casa sabiendo con seguridad que él jamás volverá a cruzar esa puerta. Y ahora comienzo una nueva cuarentena total, y pienso qué tipo de funeral puedo planear desde casa, sabiendo que podría no suceder durante un largo tiempo”.