Guaymas, Sonora.- En Guaymas, como en otros puntos del país, donde quiera se encuentran a jóvenes y adultos pidiendo apoyo económico, cuando están en condición de salud física y mental como para desarrollar un trabajo lícito para ganarse la vida, pero prefieren “estirar la mano” para recibir algunas monedas.
En cambio Don Pedrito, a sus 74 años de edad, “es harina de otro costal”, sale a diario a la calle para lograr el sustento económico con la venta de raspados en la vía pública, aun con sus limitaciones físicas, propias de su avanzada edad, principalmente en una de sus piernas.
Es también una de las víctimas de la actual contingencia sanitaria de COVID-19, que ha mermado sus ventas a grado tal que han días que solo saca 200 pesos, y de ahí le paga 50 pesos a su ayudante Miguel, un empleado de la industria maquiladora en receso que de buena voluntad lo apoya.
Ubica su puesto ambulante en la esquina de la calle 17 y la avenida Serdán, y con lo que logra de ganancias “saco para comprar aunque solo sean frijolitos, con eso me doy por bien servido», asegura.
Miguel lo ayuda a llevar la carreta al sitio y a despachar los raspados, y sonriente dice que se ofreció a ayudarle a Don Pedrito ahora que está desocupado.
Lo considera un hombre muy trabajador, pese a su edad y el problema en una de sus piernas, por lo que llama a la ciudadanía a que le consuman sus raspados de sabor y frutas naturales.
Don Pedrito es indudablemente un ejemplo a seguir para las nuevas generaciones… y para las viejas también.
