Circulan en redes las primeras celebraciones matrimoniales, luego de la suspensión obligada por la pandemia generada por el COVID-19, pero ahora son bajo el esquema de la llamada “nueva normalidad”, con cubre-bocas, careta y la sana distancia, pero además con la asistencia de solo quienes tengan que participar directamente en la boda.
Si le ven el lado amable a estas celebraciones, no se registran gastos innecesarios, pues para brindar y comer no pueden ser más de diez personas.
Las celebraciones matrimoniales en el segundo trimestre del año se pospusieron para el segundo semestre y hubo quienes – en aras de hacer un jolgorio más grande – decidieron “aguantarse” hasta el próximo año.
Las primeras parejas que contrajeron matrimonio en diversas partes del país llegaron con la protección debida y al término de las ceremonias no hubo abrazos, ni besos, solo las vivas y los aplausos en señal de buenos deseos.