Nogales, Sonora.- Hay historias que resultan difíciles de creer en medio de la violencia extrema que generan grupos de la delincuencia organizada, que van dejando grabados en los corazones de miles de familias las amargas experiencias de la pérdida de algún ser querido, pero además a este sufrimiento se agregan acciones de estafadores.
Don José, de 56 años de edad, tuvo el infortunio de perder a su hijo Francisco, de 23 años, el mes de agosto del 2020, cuando se encontraba laborando como taxista; la unidad apareció incendiada en el Recinto Fiscal y a él se le dio por desaparecido.
Ahí empezó su calvario de búsqueda de su hijo, cuando una persona le llamó por teléfono para decirle que él sabía dónde podría encontrar sus restos, pero que para ello requería de una “cooperación” de 20 mil pesos.
Desesperado, el hombre hizo uso de sus ahorros y fue depositando en partidas de 5 mil pesos cada una hasta completar la suma requerida, que logró con aportaciones de familiares y amigos, además de préstamos que le hicieron.
A partir de que depositó los 20 mil pesos, ya nada supo de esta persona.
Se unió a un colectivo de buscadoras, hasta que el mes de octubre, a un costado de las Capillas de la Muerte, localizaron los restos de su hijo, que supo por el calzado y vestimenta que era él, y que meses después se confirmó con las pruebas de ADN.
Hoy son José sigue activo en el colectivo, aun cuando ya tiene las cenizas de su hijo en casa y siente paz al tener dónde rezarle.
