El Charro de Huentitán, el ídolo del pueblo, falleció este domingo a causa de un cuadro de neumonía, a los 81 años.
Fernández, tenía una máxima ley, tal vez emulando, a la del monte, que seguía al pie de la letra: «Mientras ustedes no dejen de aplaudir, Chente no deja de cantar».
Fernández, tenía una máxima ley, tal vez emulando, a la del monte, que seguía al pie de la letra: «Mientras ustedes no dejen de aplaudir, Chente no deja de cantar».
El intérprete de Mujeres divinas, Por tu maldito amor y Volver volver, quien apenas había tenido una leve mejoría recayó, tan solo de salir de terapia intensiva, pero este sábado 11 se difundió que había vuelto a esa área de cuidados médicos y, dependía de nuevo, de un respirador y ya estaba muy cansado.
Ahora, Chente, ya se encuentra en el pedestal junto a los otros tres célebres “gallos” rancheros: Jorge Negrete, Pedro Infante y Javier Solís.
Vicente Fernández nació el 17 de febrero de 1940, en Huentitán El Alto, Jalisco, México. «Entre vacas y caballos», decía. Fue hijo de Ramón Fernández y Paula Gómez. Su biografía oficial, detalla que con tan sólo seis años comenzó a soñar con una carrera de cantante. Y, a los 8 años, tuvo una guitarra, la cual enseguida aprendió a tocarla y comenzó a estudiar música folclórica.
Desde adolescente comenzó a buscar su camino. Participó en concursos, tocó en restaurantes, fiestas y reuniones y luego se unió a mariachis; en esa época se casó con María del Refugio Abarca (Cuquita) con quien procreó a Vicente, Gerardo y Alejandro. Le sobreviven su hija Alejandra y los tres potrillos así como sus nietos, su bisnieta Cayetana y otro miembro más de la estirpe, que está en camino, de