Estados Unidos.- Luna Tavares-Fenner, una niña de apenas dos años y nueve meses, está en proceso de recuperación tras haber pasado casi toda su vida bajo tratamiento para erradicar la enorme mancha negra que le cubría el rostro desde su nacimiento.
Esta condición se denomina nevus melanocítico congénito, y es una afección de la piel que produce manchas anormalmente oscuras, por lo general en la cara.
Luna fue operada seis veces en una clínica de Krasnodar, luego de que el doctor Pável Popov leyera sobre el caso en un periódico ruso y le escribiera a su madre para invitarla a dicha ciudad del sur de Rusia, donde la niña podría recibir un tratamiento pionero en el mundo y que no está disponible en EE.UU.
Por otro lado, un donante ruso anónimo pagó por una parte importante del tratamiento. La familia de Luna lo califica de «milagro».
En una entrevista con la productora de vídeos East2West, citada por los medios, Popov señaló que «Luna ya ha comenzado a hablar y ella misma dice: ‘Mi punto negro se ha ido. Soy una princesa'».
Luna pasó por un tratamiento denominado terapia fotodinámica. Las cirugías no fueron invasivas, ya que solo consisten en la inyección de un medicamento que se acumula en el nevo (la mancha negra) y hace que el tejido muera, dando paso al crecimiento de una piel nueva y saludable.
Según los médicos, el tratamiento de Luna también ha servido para prevenir un posible cáncer de piel.
«Dejaremos que Luna descanse […] y luego nos encargaremos de las cirugías estéticas», dijo Popov. «Más adelante, nuestro objetivo es asegurarnos de que Luna no tenga ningún complejo cuando llegue a la edad en la que empiece a preocuparse por su apariencia».
Popov agregó que el tratamiento fue un «éxito» y que está «completamente satisfecho» con el resultado de la cirugía.
«Luna es muy leal con nosotros. Los niños les tienen miedo a los médicos, pero Luna siempre trae sus muñecas a la cita y me pide que les trate la cara», relató Popov, agregando que la pequeña se pone muy feliz cada vez que él coloca una tirita en los rostros de las muñecas.
La madre de Luna, Carol Fenner, dijo que estaba agradecida de que el tratamiento no implicara cirugías «agresivas», como habría sucedido en otros lugares.
«No me arrepiento en absoluto de haber hecho el tratamiento aquí. Luna no siente el dolor», aseguró Fenner. «Hablé con muchas madres que realizan cirugías tradicionales en EE.UU. y son más susceptibles a las infecciones. Los niños permanecen en el hospital mucho tiempo y se someten a anestesia general».
Fenner señaló que demasiados anestésicos «habrían destruido la salud física y mental de Luna», y que para el tratamiento en la clínica de Krasnodar solo se necesitaba anestesia local.
Luna volará a EE.UU. por Navidad y regresará a Rusia a finales de enero para iniciar su tratamiento cosmético.