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Médicos del IMSS reimplantan dedo a niño de un año que se lo había arrancado un abanico

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Cirujanos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Nuevo León, reimplantaron con éxito un dedo pulgar a un niño de 1 año 8 meses, después de que un abanico metálico le arrancó la extremidad.

Se espera que recupere y desarrolle la funcionalidad de su mano izquierda casi al 100 por ciento.

La unidad médica recibió en sus servicios de Urgencias el pasado 4 de mayo a Arturo, menor residente de Juárez, Nuevo León, quien sufrió el desprendimiento de su dedo pulgar cuando, en casa, se le enredó en una cortina y se atoró en las aspas del abanico.

Para reimplantarlo, el equipo de Cirugía Plástica reconstructiva del Hospital de Traumatología y Ortopedia, encabezado por el doctor Miguel de la Parra Márquez, tuvo que unir arterias, venas, tendones, hueso y nervios con suturas milimétricas, lo que implicó un proceso quirúrgico de alta complejidad.

En primer lugar, el dedo fue arrancado junto con un tendón, causando mayor dificultad al momento de unir las estructuras dañadas, en comparación al trabajo de cirugías por cortes finos de cuchillo o guillotina, explicó De la Parra.

Otro factor de dificultad es que al ser un menor edad, sus arterias y venas son más pequeñas y es más complejo repararlas, sobre todo unirlas sin que éstas se tapen.

Además, en el caso de Arturo se unieron tendones de flexión y de extensión, así como hueso, mencionó el especialista del IMSS.

El procedimiento, llamado supramicrocirugía, se realizó con el uso de microscopio al máximo aumento, las suturas fueron ultrafinas con un hilo transparente y tan delgado que prácticamente flota en el aire.

El trabajo quirúrgico duró seis horas y se realizó contra reloj, pues el miembro desprendido se encontraba en una hielera, envuelto en gasas húmedas, entre agua y hielo para su preservación por un tiempo máximo de 24 horas.

Sin embargo, una vez extraído de esa preservación, solo se contaba con seis horas para poderlo unir.

El especialista precisó que cuando se amputa un dedo pulgar, la mano pierde al menos el 45 por ciento de la función, ya que éste es el soporte para gran cantidad de funciones como tomar un vaso de agua y abrochar el botón de una camisa, solo por mencionar algunas.

De no haberse reimplantado el pulgar al paciente, la función de su mano se hubiera limitado al 40 por ciento, pero gracias a la exitosa cirugía recuperará su funcionalidad casi por completo, según indica un comunicado del IMSS.

Aurora Bernal Ibarra, madre del niño menor de 2 años, dijo que unos segundos de descuido la llevaron a una terrible experiencia.

“Mi peor miedo era que el niño fuera a perder su dedito, fueron para mí muchas horas de angustia, hasta que el médico salió del quirófano y me dio la buena noticia, me dieron ganas de abrazarlo, estaba muy agradecida por todo el trabajo y muy feliz al saber que había salido todo bien”.

Ahora, la unidad médica ofrece terapias de rehabilitación al menor, quien posteriormente podrá realizarlas en su domicilio y continuará con vigilancia por parte de la especialidad de Cirugía Plástica.