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Gran pesar por la muerte de Carlos Omar y Alfonso: Un viaje sin retorno

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Hermosillo, Sonora.- La historia del piloto e Calafia Airlines, Alfonso Palomares Navarrete, y del pasajero Carlos Omar Zárate está llena de tristeza, de profundo pesar entre familiares y amigos, luego de que la avioneta en que viajaban de esta capital de Sonora a Guerrero, Negro, Baja California Sur, se estrellara y ambos perdieran la vida.

El destino les jugó una mala pesada y así ambos no pudieron estar en casa, al lado de sus seres queridos, para pasar la Nochebuena y la Navidad.

Despegaron a temprana hora del Aeropuerto de Hermosillo “General Ignacio Pesqueira”, en la avioneta Cessna 208 Caraban, a cargo del piloto Alfonso Palomares, un hombre con 20 años volando, de vasta experiencia, y solo Carlos Omar de pasajero en la aeronave de 12 plazas.

De pronto se perdió toda comunicación y desapareció del radar, por lo que se inició con el protocolo de emergencia, hasta que tres días después se localizó la avioneta estrellada a unos 80 kilómetros de Hermosillo, en terreno sonorense y sin sobrevivientes.

CARLOS OMAR ZARATE

Carlos Omar era originario de Baja California Sur, contaba con 28 años de edad y era egresado de la Licenciatura en Derecho por la Universidad de Sonora (Unison) y estaba residiendo en Mulegé, donde ocupaba el cargo de subprocurador del Sistema Nacional del Desarrollo Integral de la Familia (DIF).

El 19 de diciembre voló a Hermosillo para visitar a sus amigos y además para asistir a la boda de una pareja muy estimada, evento que se convirtió además en un grato reencuentro de universitarios.

Regresaba ese 24 de diciembre para pasar la Nochebuena y Navidad con su familia, pero nunca llegó a su destino.

ALFONSO PALOMARES

El piloto Alfonso Palomares Navarrete era originario de Ciudad Obregón, Sonora, padre de tres hijos, y apenas en marzo de este año sufrió la pérdida de su esposa, consecuencia de un padecimiento de cáncer.

La mayor de sus hijas, Adelisa, expresó su pesar en su cuenta de redes sociales: “Odio las despedidas, pero más las forzadas”, para

más adelante añadir: “Pero te quiero tanto que no necesito repetirlo mil veces, ya que en estos momentos sólo me gana el silencio; no se vale que, en un año, se fueran los dos y de qué manera”.