Hermosillo, Sonora.- El fatídico 3 de mayo de 1887, se sufrió en Bavispe, Sonora uno de los terremotos más grandes que ha registrado en la historia, aunque poco conocido se estima alcanzó una intensidad mayor a 7.6 grados en la escala de Richter. Dicho movimiento telúrico fue causado por movimiento de placas y no porque algún volcán intentara brotar.
Ese día, a las tres de la tarde, los poblados de Bavispe, Bacerac y Óputo (hoy Villa Hidalgo), junto con los de Huásabas, Granados, Bacadéhuachi y Nácori quedaron en ruinas, especialmente los tres primeros, pues sus casas construidas con adobe quedaron en el suelo, afortunadamente con pocas víctimas por lo escaso de su población: 42 fallecidos en Bavispe (según otros 60), 9 muertos en Óputo y 1 en Fronteras, sin contar los heridos. El capitán Emilio Kosterlisky, jefe de la Gendarmería Fiscal en Bavispe, auxilió primeramente a dicho pueblo, distribuyendo los víveres de sus empleados e hizo venir otros de Janos.
No hubo quien diera auxilio, hasta los 4 o 5 días llegó de Moctezuma, el Capitán Emilio Kosterlisky, con algunos soldados de la Guardia Nacional, 12 de Moctezuma y 10 de Huásabas y comenzaron a desenterrar. Cavaron una zanja y allí echaron a todos los muertos juntos, sin distinción de personas, pues se temía una epidemia cuando los cadáveres entraran en descomposición. En cuanto a servicios médicos, eran nulos, pues no había ningún médico en esos pueblos tan apartados.
Para el 8 de Mayo ya estaba todo casi normal, bajo control como dirían ahora, todavía siguió temblando durante algunos días, de lo alto de los cerros se desprendían enormes peñascos y rodaban a las partes bajas, la tierra estaba cuarteada en profundas grietas y en partes caliente, y una especie de lava volcánica verdosa y piedras fundidas. No se sabe con precisión el número de muertos que hubo en ésta catástrofe; pero según cálculos de gentes de ésa época, pasaron de 600 muertos de Bavispe, Bacerac y La Galera.
En Hermosillo, Sonora, tembló tres días después, el 6 de Mayo.
Este es el relato después del temblor de 1887 que tantos estragos causó en ésta región de Sonora, y no será remoto que cualquiera día se repita, según los científicos que entienden de ésto ojala y no.
… El piso del cuarto parecía repentinamente levantarse encima varias pulgadas y después bajaba súbitamente, la sensación era similar a la de caer de una altura…
… Los hombres palidecieron, las tímidas mujeres entraron en pánico y los niños fueron paralizados por el miedo…
Publicado originalmente en el libro de Historia de Sonora del profesor Sandomingo. Este fragmento se publicó en Sonora Mágica.