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Niña vivió un infierno al ser violada y quedar embarazada de un amigo de su madre

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Bogotá.- Cuando apenas tenía 13 años de edad, en el año 2010, una niña fue abusada sexualmente presuntamente por un amigo de su madre, quien es profesor de primaria y director de la Secretaría de Bienestar Social en Guatemala.

La menor quedó embarazada tras aquella agresión que marcó su vida, y aunque su nombre permanece en el anonimato, su caso llegó hasta Ginebra, Suiza, donde expuso su situación ante la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas.

Aunque no recuerda muchos detalles sobre su embarazo, tiene muy presente la respuesta de un médico cuando ella le expresó sentir dolor mientras le practicaban un examen: «Si abrió las piernas antes, ¿por qué no las abre ahora?».

De acuerdo a los detalles publicados por El Tiempo, con aquella frase la víctima resaltó el calvario que ha tenido que vivir, y aunque recibió atención médica y psicológica desde un inicio, nada compensó que se haya sentido como una adulta fuera del lugar, en un ambiente en el que las niñas de su edad juegan con muñecas.

Su embarazo fue de alto riesgo, y dio a luz a su bebé en un parto por cesárea en un hospital público, cuando ya tenía 14 años de edad, y sin tapujos, expone que trajo al mundo a un hijo que no quería.

Pero su sufrimiento no terminó ahí, pues eso apenas fue el comienzo de un camino en el que tanto ella como su bebé sufrieron el rechazo social. Además, el agresor seguía libre.

Cuando apenas se conocía el embarazo de la menor, en marzo del 2010, su madre presentó una denuncia contra el agresor. Sin embargo, todo se resume a una captura y una nula acción por parte de las autoridades que facilitaron que se fugara.

Según expone la víctima, desde que ocurrió aquel hecho que le cambió su vida, ha tenido complicaciones que le han traído consecuencias que le han con ocasionado problemas nerviosos y depresión, además del temor permanente de volver a encontrarse a su agresor.

«Todo este tiempo he vivido en un espacio donde no me siento segura, me siento intimidada, con la sensación de que alguien me persigue, y aunque sé que quizá no es así, vivo con el temor de que alguien me va a hacer daño».

Ese temor que la ha hecho vivir en incertidumbre, pero también es derivado de las presiones del proceso judicial, han sido una constante en su vida. Además, la vergüenza y el sentimiento de ser siempre rechazada la dejaron a la deriva emocionalmente, que incluso la relación con el hijo se tornó difícil.

La psiquiatra infantil, Olga Albornoz, explica que un embarazo temprano no deseado, y más si es producto de un acto violento, es un atentado a las emociones en una mente que está en desarrollo, y que de acuerdo a las características de cada persona, puede desencadenar alteraciones que a la larga afectan el desarrollo integral.

En el caso de aquella niña, que hoy ya es una mujer, la vida no se detuvo. Actualmente se desempeña como maestra y ha logrado consolidar un hogar junto a su pareja y un segundo hijo que, acepta, quizá no esperaba.