Tijuana, Baja California.- El sábado por la tarde todo funcionaba normalmente en el Hospital General de Tijuana, en cuya área de aislamiento para casos de COVID-19 se atendía a 30 pacientes, algunos de ellos conectados a respiradores mecánicos; de pronto se interrumpió el suministro eléctrico y aquello fue un caos, con la muerte de cinco personas.
La planta de emergencia inmediatamente entró en operación, pero la misma no alcanzaba a abastecer la demanda del hospital, como fue el caso del área de COVID-19.
En el acto fallecieron dos pacientes, tres más dejaron de existir tras llevarlos a un sitio donde sí había electricidad, aunque con bajo voltaje, y otros más agravaron su estado.
Las autoridades hospitalarias trataron de minimizar las consecuencias de esta falla en el suministro eléctrico y expusieron que los pacientes fallecieron porque su condición era de extrema gravedad.
Incluso explicaron que los ventiladores mecánicos cuentan con una batería que hace funcionar el aparato por cuatro horas más.
Sin embargo, personal médico y de enfermería se mostraron molestos, aseguraron que los fallecimientos se dieron en lo inmediato cuando dejaron de funcionar los respiradores por falta de energía eléctrica.
Criticaron que el Hospital General de Tijuana no cuente con los servicios de emergencia necesarios para cubrir un corte del servicio eléctrico y que se tenga que llegar a la pérdida de vidas para que puedan actuar.
Fue hasta el mediodía del martes cuando la Comisión Federal de Electricidad (CFE) logró reestablecer el servicio en el Hospital General.
