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Suspenden a profesor por poner 10 a todos sus alumnos durante más de 10 años

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España.- Queda claro que todos tienen una perspectiva diferente de la educación, y muchas veces hay profesores con ideas un poco menos conservadoras que otros y buscan hacer las cosas diferentes… tal es el caso de Yván Pozuelo, docente de francés en Gijón (España), quien fue suspendido por poner 10 a todos sus alumnos en la clase de francés.

De acuerdo con El Mundo de España, se trata de un profesor del instituto público Universidad Laboral de Gijón, a quien sancionaron a ocho meses de suspensión de empleo y de su sueldo acusado por “atentar contra el derecho del alumnado a la evaluación objetiva”; pero sigue ejerciendo hasta que haya una resolución definitiva por parte de
la Consejería de Educación.

Él sostiene que lleva una década calificando de la misma manera y que nunca nadie le había reprimido al respecto, y evoca a la Ley Orgánica de Educación del país, bajo la cual considera que se ampara su método de enseñanza.

No entiendo que se pueda dar el título con suspensos y a mí se me expediente por poner dieces. Los suspensos no tienen sentido en un aprendizaje competencial: un alumno puede tener un 4.5 en un examen tradicional pero un 10 en competencias”, argumenta
Pozuelo.

Y es que Yván acostumbra a poner 10 a sus alumnos porque considera que “les da confianza”, “se puede aprender sin angustia”, “el estrés no incentiva el progreso del alumno” y “la nota es un freno para el aprendizaje”. Además, asegura que no usa libros de texto, trabaja por proyectos y evalúa “de forma holística”.

En lugar de los exámenes tradicionales escritos, Yván prefiere que le entreguen un video donde se graben debatiendo, leyendo el primer capítulo de El Principito o el poema Querido hermano blanco de Léopold Sédar Senghor.

De este modo él comprueba si ha cumplido sus objetivos, y tras ello, “corregimos lo que ha fallado y el estudiante se pone su propia nota”,  en caso de acertar con su nota real, le pone otro 10 reconociendo la destreza en la autoevaluación.

Hace años, (…) una alumna que no solía sacar grandes notas respondió perfectamente y le puse un 10. Se emocionó. Su compañera de pupitre, que era de dieces tradicionales, se
emocionó aún más hasta abrazar a su amiga. Luego todos querían que les verificase si lo habían hecho igualmente muy bien y les pusiera el 10. Me pedían que les dejase volverlo a intentar, y así hasta que lo hacían bien y les anotaba su 10. Y así les vi esforzándose más”, explica el principio de su forma de enseñar.

Yván estudió becado en la Universidad de La Sorbona y cuenta con el grado de doctorado por la Universidad de Oviedo, y es representante de una corriente difícil de practicar, considerando que con una educación más tradicional “los alumnos memorizan sólo para el examen y después se olvidan”.

Pero él no piensa hacer algo diferente, “Por lo menos, hasta que la ley educativa cambie para indicar expresamente que el aprendizaje es una competición”, advierte