Inicio Mundo DEA desarticula cartel «narcosatánico» que realizaba sacrificios humanos para ser bendecidos

DEA desarticula cartel «narcosatánico» que realizaba sacrificios humanos para ser bendecidos

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“No presiono a nadie para que se salga del camino de la ley, pero no culpo a los que se desvían”.

“Ojo por ojo, diente por diente, siempre en una proporción de cuatro a uno, de cien a uno”.

Esto se leía en cada ritual de iniciación de un grupo narcosatánico de Texas que se hacía llamar ‘Cartel de Houston’ y cuyos líderes operaban con el “permiso” del Cartel de Sinaloa, según las autoridades.

Quienes entraban a la organización debían firmar con sangre un compromiso que les exigía ser leales al diablo, al ‘cartel’ y a su violento jefe Francisco Javier Mecina Barrera, mejor conocido como ‘Ángel’ y quien además simpatizaba con la ideología del infame dictador alemán Adolfo Hitler.

Se tatuaban símbolos relacionados con el satanismo para mostrar su fidelidad y recurrían a una especie de brujo apodado ‘Lucifer’, quien “bendecía” los cargamentos de droga que cruzaban de México a Texas.

“En nombre de todos los miembros que conforman la gran familia sagrada del CDH (acrónimo del grupo) y respetando todos los grados jerárquicos… estoy consciente del honor y privilegio que ahora me enfrento”, repetían los nuevos adeptos, según una acusación del Distrito Sur de Nueva York.

Esta célula criminal fue desarticulada por completo gracias a una investigación que encabezaron la Administración para el Control de Drogas (DEA) y el Departamento de Seguridad Nacional (DHS).

Algunos integrantes del CDH aceptaron cooperar con el gobierno para delatar a sus cómplices, lo que llevó a que fueran arrestados y enviados a prisiones federales.

Hace unos días, Mecina Barrera, de 31 años y originario del estado mexicano de Michoacán, aceptó en un tribunal federal de Manhattan que dirigió al ‘Cartel de Houston’ como parte de una conspiración para traficar metanfetamina, en la que usó armas de fuego para proteger su empresa criminal.

Esos delitos conllevan una condena mínima de 17 años de prisión y una máxima de cadena perpetua.

El caso del ‘Cartel de Houston’ recuerda al de los narcosatánicos del estado fronterizo de Tamaulipas que a finales de la década de 1980 realizaban actividades ligadas al trasiego de droga. A la par, secuestraron, torturaron y asesinaron a varias personas en rituales de magia negra. Creían que los sacrificios humanos los volvían invencibles y los protegían de los operativos de las autoridades.

Algo similar pensaba el michoacano Mecina Barrera. El gobierno menciona que este traficante usó el satanismo para controlar a los miembros de su organización y les inculcaba que la “bendición” de un brujo ayudaba a que sus cargamentos de metanfetamina cruzaran por las garitas sin ser detectados.

Les pedía que le pagaran una cuota a ‘Lucifer’ y estaba en constante comunicación con ese personaje a través de una plataforma de mensajes encriptados. «¿Me puede hacer el favor de enviar las imágenes por correo electrónico? Es para darle la bienvenida a una miembro más del CDH”, se lee en un mensaje que la Fiscalía colectó como evidencia. “Claro que sí”, le respondió su guía en la magia negra. El gobierno cree que el nombre real de ‘Lucifer’ es Carlos Ernesto Ruiz López.

Este individuo misterioso, que no es mencionado en la acusación y que posiblemente está en México, redactó el ritual de iniciación de la “fraternidad” del CDH, en el cual los aspirantes tenían que exclamar: “¡Salve Satán! ¡Salve Lucifer!”. Al derramar su sangre sobre el texto sellaban un pacto con el demonio, creían.

“Después de este día y después de devolver estos documentos con mi firma con sangre, no habrá vuelta atrás”, decía en el escrito, de acuerdo con el Departamento de Justicia.

“El acusado también alentó a los miembros del CDH… a convertirse a una religión satánica durante su participación en la conspiración. Llegó a tatuarse en el pecho el símbolo del diablo representado en el acuerdo de Iniciación del CDH”, se lee en una moción redactada por el fiscal federal Damian Williams.

Uno de los testigos del caso, identificado como CW-1, dijo que tuvo que tatuarse la misma figura en la parte inferior del cuello para “calmar” a Mecina Barrera, pues no había cumplido una de sus órdenes y dudaba de su fidelidad. Fue golpeado y amenazado de muerte por desobedecer. Más tarde, CW-1 se tatuó otra imagen vinculada con las creencias de su patrón.

“Las prácticas satánicas del acusado estaban inextricablemente entrelazadas con la conspiración, su trabajo para reclutar y retener a miembros de la conspiración, y sus medios para fomentar la confianza y los objetivos comunes” del grupo, señala la Fiscalía federal.

Uno de los integrantes del ‘cartel’ declaró a los fiscales que tenía miedo del lenguaje en los documentos que firmó al unirse a la banda.

De la mano de Mecina Barrera, el ‘Cartel de Houston’ se convirtió en un proveedor de armamento de narcos mexicanos. Él y sus cómplices compraban armas en Estados Unidos, las traficaban a México y allá les pagaban con paquetes de metanfetamina. Solo de marzo de 2020 a abril de 2021, cruzaron por la frontera “cientos” de libras de esa droga. La mercancía era transportada a Texas, Maryland, Pennsylvania, Kansas y Nueva York.

La violencia y la intimidación eran parte de su modus operandi. La acusación relata, por ejemplo, que en octubre de 2020 el jefe de la banda y tres cómplices viajaron a Kansas con un rifle de asalto y varias otras armas para amenazar a una persona que les debía dinero por una transacción de drogas.

El fin del ‘Cartel de Houston’ comenzó a finales de 2020, cuando vendieron cinco kilos de metanfetamina pura a una célula dirigida por un traficante apodado ‘Flaco’. No sabían que su distribuidor en El Bronx, Nueva York, era un informante de la Policía. Tres integrantes del CDH terminaron bajo custodia.

A pesar de ese golpe, Mecina Barrera continuó sus actividades y reclutó a una mujer, que el gobierno identifica como CW-3. Ella hizo dos viajes de Houston a México. En el primero, en diciembre de 2020, llevó más de diez armas y recogió droga. Esa vez, para demostrar su compromiso, dibujó un símbolo satánico en una hoja de papel.

Aunque se opuso a realizar el segundo recorrido, el jefe de la organización, quien solía portar armas, le dijo: “Esto no es un juego”. CW-3 entendió la amenaza y manejó a México por otro cargamento.

A finales de enero de 2021 intentaba cruzar una garita de Texas con 14 paquetes con unos 50 kilos (110 libras) de metanfetamina, que escondieron en el tanque de gasolina del auto. Agentes aduanales la descubrieron al revisar el vehículo con rayos X. La mercancía tenía la “bendición” de ‘Lucifer’.

El brazo de la justicia alcanzó a Mecina Barrera en marzo de 2021: trataba de venderle un kilo (dos libras) de metanfetamina a un cliente, sin saber que era un agente encubierto. Lo detuvieron en el estacionamiento del edificio en el que vivía, en el centro de Houston. Al registrar su domicilio encontraron un rifle de asalto, varias municiones y un altar que veneraba al diablo.

En preparación para su juicio, los abogados de Mecina Barrera le pidieron al juez que impidiera que se mostrara al jurado material relacionado con el satanismo y su simpatía con Hitler. De hecho, en un chat que tenía con sus distribuidores se hacía llamar “El Führer” y usó una foto del líder alemán en su perfil.

“El gobierno, sin embargo, tiene la intención de mostrar muchas otras pruebas para alegar una conspiración y, por lo tanto, esta evidencia adicional de rituales satánicos y referencias a Adolfo Hitler no solo será innecesaria, sino que tendrá el efecto incontrovertible de confundir los temas y enardecer al jurado”, se lee en una moción que a finales de mayo pasado escribieron los abogados defensores Michael Vitaliano y Edward V. Sapone.

Pocos días después, su cliente se declaró culpable. Ahora espera una dura sentencia.

Dos socios suyos ya purgan sus castigos. Giovanni De la Mora y Jaime Santillano, quienes transportaron armas y droga entre ambos países, fueron sentenciados a más de siete años de prisión.l