Empalme, Sonora.- Las llamadas “juntadas” continúan desarrollándose sin control alguno en esta ciudad de Empalme, en donde cada fin de semana se congregan miles de jóvenes para consumir bebidas alcohólicas – e incluso drogas — en la vía pública sin que se les llame la atención, pero que se han convertido en un negocio muy lucrativo para policías.
Demostrado ha quedado que las autoridades no han podido controlar a los jóvenes, porque se ha dicho una y otra vez que se va a poner fin a este tipo de eventos masivos, sin que hasta el momento haya ocurrido nada al respecto y se continúan llevando a cabo, generando gran malestar entre los vecinos del lugar en donde se desarrollan.
El pasado fin de semana, el sábado, tocó a los vecinos de la calle Melchor Ocampo y José Urrea, en la colonia Juárez, sufrir las molestias de una juntada, en donde los miles de jóvenes que se congregaron en el lugar e hicieron de todo: necesidades fisiológicas en los cercos de las viviendas, dejaron un tiradero de bolsas, botes y botellas, y se mantuvieron con música a alto volumen hasta entrada la mañana del domingo, e incluso en una riña un joven resultó con herida de arma blanca.
A este tipo de eventos se convoca a través de las redes sociales con días de anticipación, y del que las autoridades obviamente tienen previo conocimiento, pero llegado el día no se hace nada por detener la masiva reunión juvenil.
Durante el desarrollo de la “juntada”, policías municipales a bordo de patrullas rondan en los alrededores del evento, con el objetivo de sorprender a jóvenes, ya sea masculinos o femeninos, realizando sus necesidades fisiológicas para exigirles la consabida “mochada” para no detenerlos, o de lo contrario, se los llevan a la Jefatura de Policía en calidad de detenidos.
En estos eventos se cometen varios delitos y faltas administrativas que la autoridad pasa por alto: corrupción de menores – porque acuden muchos jovencitos menores de edad y consumen bebidas alcohólicas – alteración del orden público; riñas campales; consumo de bebidas embriagantes en la vía pública — e incluso drogas — faltas a la moral, entre muchos otros.