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Exige JUSTICIA familia Padilla Varela ante artero crimen en Caborca

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Caborca, Sonora.- La familia Padilla Varela acaba de hacer pública una carta dirigida a las autoridades, así como también a la sociedad de Caborca, que está sumida en una irrefrenable y creciente ola de violencia; uno de sus integrantes fue alcanzado por las acciones asesinas de estos grupos criminales, de ahí el origen de esta carta, que dice así:

“Saber que es injusto y callar, es la peor de las cobardías”

No dejemos que este caso quede en el olvido… Nosotros, los Padilla Varela, somos una familia unida, con lazos muy fuertes de amor, fe y valores; sin embargo, una vez más nos dejan el corazón destrozado, nos dejan un dolor que llega hasta el alma, nos dejan sin un hijo, sin un padre, sin un hermano, sin un esposo a quien le arrebataron la vida de una manera violenta, cruel y despiadada.

Estamos en una situación de mucha violencia, daños en nuestra ciudad, de mucho miedo y nos están arrebatando a gente inocente como en este caso a nuestro hijo, Merardo “El Mera” Padilla Varela. Queremos que esta situación no sea una más en quedar impune, esta vez solo dependerá de las autoridades de hacer justicia para Mera Padilla y tener Paz para Caborca.

Merardo Hiram Padilla Varela, un hombre con valores, apoyado e impulsado siempre y en todo momento por sus pilares más grandes, sus padres, hicieron de él una persona de bien, inculcándole ser un hombre educado, trabajador, comprometido, apasionado, responsable en sus acciones y combinado con todo esto, un gran deportista desde pequeño, sus habilidades en el deporte eran inigualables, beisbol, voleibol, tenis; le encantaba dirigir equipos y con su estrategia única darle ese valor a cada jugador y así mantener el equipo unido.

El Mera, como todos lo conocían, fue un excelente hijo, siempre brindando apoyo y amor incondicional a sus amigos y sobre todo a sus padres y a su familia que eran su motivación. Un hermano entregado y apoyando en todo momento en las buenas, en las malas y hasta en las peores.

Un tío que se convirtió en padre para apoyar y aconsejar al hijo que su hermano mayor dejó años atrás porque también fue una víctima más de la violencia y El Mera, lo logró, supo ser un gran padre para él.

Un padre ejemplar e incondicional, un padre que daba amor, protección, paz. ¡Siempre tan único con ellos, los amaba con locura!

Un esposo que se convirtió en un amigo único, incondicional, respetando los principios de fidelidad y respeto, quien con todo ese amor que tenía para su esposa y sus hijos, iba logrando, día con día, grandes cosas para ellos. Un amor sano, un amor puro con muchas metas y un gran futuro que se interrumpió abruptamente.

Así describimos a nuestro Mera, quien salió a practicar su deporte, confiado, como lo hacía comúnmente y ya no regresó porque fue sorprendido de cruel manera, así como decimos “sin deberla ni temerla”.

Es por esto y por muchas más situaciones que han estado pasando en nuestra ciudad que nos hacemos la misma pregunta, ¿qué garantía o seguridad puedo tener si ya me han arrebatado de la manera más injusta y cruel a mi hijo, al hermano, al amigo, al tío, al padre, al esposo, que practicando deporte le quitan la vida de una manera tan cruel, despiadada e injusta?

¿Eso queremos para nuestros seres queridos, que ya no podemos estar en áreas públicas practicando deporte, paseando con la familia o amigos porque la ola de violencia nos llegará y nos privará de nuestra libertad? Como comunidad no podemos normalizar la violencia y dejar que el temor nos aprisione y tengamos miedo hasta para ir al mercado, a practicar deporte o simplemente convivir con nuestra familia en áreas que creíamos seguras.

Ya nada nos regresará a Mera pero como su familia y con respeto no nos podemos quedar con los brazos cruzados viendo como la violencia sigue en las calles, nos queda exigir que se dé seguimiento a su ataque, que no quede como un caso más y es por esto que alzamos la voz para que las autoridades a los que les corresponde la justicia se encarguen de aplicarla y de vigilar por los que nos quedamos. Y a la ciudadanía que nos apoye a difundir este escrito para que este hecho no sea impune, en Caborca merecemos vivir digna y tranquilamente.

Sólo pedimos JUSTICIA para ese gran hombre que fue nuestro hijo Mera.

Familia Padilla Varela