Filipinas.- A través de redes sociales circula el caso de un niño que a los 11 años
terminó vendiendo dulces en la calle y solo vive con su perro recién adoptado
No todos tuvieron suerte de nacer en una familia bien constituida, como es el caso
de Rommel Quemenales de 11 años que terminó en las calles de Filipinas
vendiendo golosinas junto a su fiel perro.
El triste hallazgo fue documentado por Maria Kabs durante un paseo por la ciudad
de Manila, hasta que se encontró al niño durmiendo sobre un muro de concreto
abrazando a su perro de nombre «Badgi».
De acuerdo con la entrevista que se le realizó al niño, sus padres decidieron tomar
diferentes caminos cuando apenas tenía 5 años y quedando bajo la potestad de su
hermana mayor, quien vive en una localidad muy cercana.
«Yo solo pido monedas, no robo nada», dijo el niño acusando a los policías de
golpearlo y quitarle sus ganancias.
La ciudadanía quiso mostrar el triste caso del niño y lo compartieron en redes
sociales para intentar conseguir apoyo de alguna ONG para hacerse cargo de él y su
perrito.
Las imágenes y videos de Rommel y su perro Badgi se volvieron virales, luego de
que Maria Kabs las difundiera en Facebook.
La fotografía de Rommel y su perro durmiendo abrazados en la calle fueron las más
impactantes, el niño dice que desea regresar a la escuela en su natal Bulacan tras
los problemas económicos que golpearon a su familia, y busca tener una vida
normal.
La publicación causó mucha sensibilidad entre los usuarios de redes sociales, se
especula que varias organizaciones han respondido al llamado de emergencia para
ayudar a Rommel y a Badgi, quien será llevado a un refugio y podrá recibir la visita
de su amigo.