Argentina.– El caso de Lucio Dupuy, un niño que fue torturado por su madre y su pareja, ha conmocionado al mundo entero, y no solo eso, sino que algunas de las reclusas de la cárcel donde alojaron a Magdalena Espósito y Abigail Páez, decidieron hacer justicia por su propia mano.
En la cárcel de San Luis, las presas decidieron cobrar venganza por el pequeño Lucio, y propinaron una golpiza a Magdalena y Abigail, quienes tuvieron que ser aisladas, según informaron las autoridades.
Las dos mujeres, son las principales sospechosas del asesinato de Lucio Dupuy, un indefenso niño de 5 años, quien murió el viernes por la noche, después de haber sufrido hemorragias internas, por la violencia de la que fue víctima.
Las personas piden justicia así como también la condena de Magdalena Espósito y Abigail Páez, las dos mujeres que golpearon, patearon, quemaron y hasta abusaron de Lucio cuando aún estaba con vida, según lo informado por el medio LA100.
Lucio Dupuy murió el pasado viernes 26 de noviembre tras llegar al hospital gracias a una vecina que lo encontró en mal estado de salud.
Las principales acusadas son su madre, Magdalena de 24 años y su novia Abigail de 27, quienes en un inicio dijeron que todo sucedió tras ser víctimas de un asalto.
El informe de la autopsia reveló detalles estremecedores sobre el final del niño, quien contaba con agresiones y contusiones. El médico forense Juan Carlos Toulouse reveló que tenía heridas viejas y recientes, señal de violencia constante.
La mañana de este lunes el cuerpo sin vida del niño Lucio Dupuy fue enterrado entre lágrimas y el desgarrador grito de su abuela, Silvia Gómez, quien reprochó a todo pulmón “¿Por qué me lo mataste? Maldita”.
El sepelio se llevó a cabo en el panteón de la ciudad General Pico, en La Pampa, Argentina, en un evento donde estuvieron presentes sus padres, abuelos, familiares y otras personas que se solidarizaron con la tragedia.
El ataúd llegó al entierro alrededor de las 11:00 horas (tiempo local), entre el tradicional contingente compuesto esta ocasión por el progenitor, Christian Dupuy, y otros familiares del lado paterno.
La mayoría de las personas no pronunciaba sonido alguno, en un aparente intento de evitar mostrar sus emociones.
Con información de El Debate.