Prometió estar a su lado para siempre, así que su mamá se muda a un asilo para cuidar a su hijo que necesita cuidados especiales.
Ella es Ada Keating, una mujer que tenía 98 años cuando se mudó al hogar de ancianos Moss View en Huyton, Liverpool, para cuidar de su hijo Tom Keating de 80.
El hombre quien es su hijo mayor llevaba alrededor de un año viviendo en el hogar de paso, sin embargo, cuando su madre su enteró de que él necesitaría de más cuidados especiales, no dudo en mudarse al asilo para ayudar con la tarea.
Durante más de 80 Ada y Tom vivieron bajo el mismo techo, pues el hombre siempre quiso estar al lado de su mamá y no se casó ni tuvo hijos.
Entre los dos fue creciendo un inmenso amor y complicidad más allá de la que existe entre una madre y sus hijos, pues compartían toda clase de aventuras y pasatiempos. Con el pasar de los años, tanto Ada como Tom se fueron enfermando por su avanzada edad y fue en ese momento que el hombre tuvo que ser traslado a un asilo para recibir cuidados especiales.
Aunque Ada comprendía la importancia del traslado, su corazón estaba deshecho, pues su única compañía ya no estaba en casa. Durante alrededor de un año la mujer estuvo separada de su hijo, pero cuando se enteró que él iba a necesitar más ayuda para realizar algunas acciones, ella supo que era su momento de estar con él y decidió mudarse de inmediato al asilo.
Juntos para siempre, una mamá se muda a un asilo para cuidar de su hijo
La decisión estaba tomada y nadie puso ninguna clase de impedimento, así que en cuestión de horas Ada estaba al lado de su hijo Tom como siempre lo quiso.
Como de costumbre, cada nuevo día Ada se encarga de algunas cosas de su hijo como por ejemplo: darle los buenos días o buenas noches, aunque en otras ocasiones aprovechan para compartir otra clase actividades juntos e incluso recibir la visita de sus familiares.
Otra indudable muestra de amor fue la que realizó Howard, un hombre que al enterarse de que a su esposa le quedaban pocas horas de vida, decidió cantarle la canción que tanto le gustaba, enseñando así que el amor se demuestra hasta el último momento.