Estados Unidos.- Emily Bauer, de 21 años, trabaja en el Red Hook Seafood and Bar, en San Antonio. Durante su turno del domingo pasado, tuvo que disculparse con un cliente porque el servicio era ‘lento’. «Me dijo: Está bien, he sido dueño de restaurantes y entiendo cómo es ser un mesero’. Yo estaba como: gracias por entender», cuenta Bauer al New York Post.
Este hombre le dejó una propia cuantiosa que le sorprendió. “Lo primero que pensé fue en mis hijos. Podría finalmente tener una Navidad en que darles lo que quieran o lo que necesiten”, dijo Emily.
no podían procesar una propina de más de 500 dólares, que son casi 10 mil pesos.
“Estaba sentada en una mesa y los otros meseros me felicitaban y [mi gerente] se acercó y me dijo: Regla No. 1. Nunca aceptes una propina como esa porque nunca la recibirás”, relata Bauer.
Alguien pensó en darle cuatro propinas de 500 dólares, pero el gerente se rehusó. Emily añade que el cliente llamó para preguntar si ella había recibido el dinero y le dijeron que no, a lo que el hombre respondió que no entendía por qué, si él dejó el dinero para ella.