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Hombre tiene al menos 100 hijos después de inseminar a mujeres durante 40 años

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Estados Unidos.- ¡Cómo de película! En la nación norteamericana ha trascendido el caso de Philip Peven, el cual en la actualidad tiene 104 años, y quien durante cerca de 4 décadas fue ginecólogo en un pequeño condado de Michigan, tiempo en el que logró inseminar a cientos de mujeres con sus espermatozoides sin contar con su consentimiento. El médico incurrió en esa práctica desde un muy lejano 1947.

De acuerdo con The Sun, el caso salió a la luz debido a la extrema curiosidad de una mujer llamada Jaime Hall. La mujer, tras indagar en su árbol genealógico, terminó por descubrir que tenía ascendencia judía asquenazí (un 50%), rama de miembros de tal religión que se estableció en Europa Oriental y Central, misma que no poseía ningún miembro de su familia (ni su mamá, papá o hermanos), tal develación, mencionó, «no tenía sentido para ella», luego de que una de sus hermanas también se realizará estudios para saber cuál era su ascendencia y esta resultara incompatible con la de Jaime.

Puesto que tanto la madre como el padre de la mujer habían muerto, ella no tenía a quién preguntar directamente de dónde había venido ese linaje en su sangre, no obstante, manifestó ser consciente de que su progenitora había recibido esperma de otro individuo, pero siempre creyó que ese otro sujeto era un amigo de sus padres, hasta este año que descubrió la verdad.

Gracias al sitio 23andMe, Jaime pudo darse por enterada de que tiene 5 medios hermanos, con la particularidad de que todos y cada uno nacieron en el mismo centro hospitalario y q100 ue sus certificados de nacimiento si bien registran al doctor Philip Peven no lo hacen como su padre biológico, sino como el ginecólogo que atendió a sus madres.

Durante el presente año, Hall junto a otra de sus medias hermanas, la cual se dio el tiempo de conocer en el transcurso de 2020, tomaron la decisión de ir a donde Peven y conocerlo, al que, en primer lugar, le dieron las gracias por estar ahí en sus nacimientos. Cabe mencionar que las conclusiones de los análisis de ADN previamente hechos fueron corroborados con un nuevo estudio que se realizaron junto al sobrino de Philip, el cual arrojo una compatibilidad del 12%.

Durante su entrevista Philip les confesó a las medias hermanas e hijas de él que fue el primero en hacer algo así, por lo que se le podría considerar como el pionero de dicho procedimiento. Sin embargo, tiempo después otros médicos más se le unirían en la labor de ser donadores de sus espermatozoides, llegando incluso a conformarse todo un grupo de doctores que entregaban sus gametos para que las mujeres quedaran embarazadas. El señor de 104 años justificó sus acciones argumentando que en este tiempo se encontraba realizando investigaciones en Chicago.

Asimismo, la curiosidad del anciano doctor no pudo contenerse, ya que terminó por preguntarles a ambas mujeres cómo habían dado con la verdad, por lo que ellas tuvieron que contarle que todo fue gracias a las pruebas de ADN que se hicieron, de ahí que el mismo Peven haya calificado todo el desarrollo de los hechos como «un cuento de hadas».

Aunque la situación y el desenvolvimiento de las cosas ha sido impactante, Jaime Hall asegura que, contrario a otras personas, ella no guarda ningún rencor o sentimiento negativo hacia Peven, ya que, reflexionando sobre el contexto en el que ocurrieron los hechos y teniendo en cuenta que todas las mujeres que acudían con el especialista lo hacían con el firme propósito de quedar embarazadas se puede decir que el médico cubrió las necesidades de todas ellas.

En este sentido, Hall mencionó que algunas de las personas que se han puesto en contacto con ella le externan su inconformidad, algunas de ellas experimentaron crisis existenciales, mientras que otras se sienten estafadas. No obstante, ella se ha esforzado por ver el lado positivo de las cosas y de congratularse por el simple hecho de estar en este mundo.

Sin embargo, a pesar de sus opiniones personales, Jaime reconoce que puede comprender a todos aquellos que se encuentran molestos por la situación, al mismo tiempo que considera que todos los involucrados tienen el derecho de saber cómo sucedieron las cosas realmente. Además, la mujer considera que lo hecho por Peven no fue nada ético, pero que se puede entender por los tiempos que corrían en la mitad del siglo pasado.