Ciudad de México.- El consumo per cápita de frijol en México disminuyó en las últimas décadas, debido a que está estigmatizado al considerarlo proteína de dieta de pobres y se prefiere consumir más alimentos procesados, advierten Amanda Gálvez Mariscal y Elvira Sandoval Bosch, especialistas de la UNAM.
De acuerdo con el Panorama Agroalimentario 2021 de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, en 1980 la ingesta por persona al año era de 16 kilogramos y para 2021 fue de tan solo 9.
Al frijol lo menospreciamos al considerarlos ‘comida de pobres’ y estamos cometiendo un gravísimo error; son fuente de proteína, destaca Gálvez Mariscal, académica del Posgrado en Ciencias Bioquímicas.
Comerlos, al igual que las tortillas de maíz, es ingerir proteína proveniente de leguminosas que no tienen colesterol, baja en grasa y que al combinar con la proteína de cereales se obtiene prácticamente el mismo valor nutrimental de la carne.
Con ella coincide la coordinadora de la Licenciatura en Ciencia de la Nutrición Humana, de la Facultad de Medicina, Elvira Sandoval Bosch quien explica que junto con las lentejas, habas y garbanzos están estigmatizados debido a que son productos económicos.
“Pensamos que si no somos pobres, no tenemos por qué estar consumiendo estos alimentos, lo que es muy falso”, agrega Sandoval Bosch.
Con motivo del Día Mundial de las Legumbres, que se conmemora el 10 de febrero, Gálvez Mariscal, doctora en Biotecnología, explica que estos alimentos son fuente de hierro.
Sandoval Bosch, maestra en Ciencias de la Salud, agrega que aportan fibra y ayudan a tener el colesterol bajo. “La fibra nos da la sensación de saciedad, por eso se dice que los frijoles son los ‘llenadores’”.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, la producción de garbanzos, frijoles y lentejas se remonta a siete mil u ocho mil años antes de Cristo.
Estudios demuestran que los colores que tienen los frijoles en su cascarilla son compuestos antioxidantes. Además, contienen almidón resistente a la digestión -que pasa intacto a la parte baja del intestino, donde se ubica la microbiota intestinal que lo utiliza-, lo que resulta fundamental para la salud.
Las especialistas reiteran que estos alimentos no son los responsables de los altos índices de obesidad en el País, sino el cambio en la dieta de los mexicanos, al sustituirlos por los procesados, generalmente altos en carbohidratos, grasas y sal.
Esto ha generado que México sea la nación número uno con niños obesos, quienes a largo plazo podrían ser diabéticos y/o tener problemas de colesterol y salud graves.
“Por eso también tenemos un 11 por ciento de mortandad en casos de Covid-19, pues la obesidad implica que el organismo está inflamado y a ello se suma la inflamación causada por el virus SARS-CoV-2”, alerta la académica.