Indignación y rabia causó el caso de Roxanne Eka Peters, de 35 años, quien mató a su violador a puñaladas y con una soga.
Grant Cassar, de 51 años, se metió en su casa a altas horas de la noche y la obligó a tener relaciones sexuales con él. La amenazó con un arma de fuego y le advirtió que violaría a su hija de no cumplir sus órdenes. Tuvo que acceder por miedo.
Grant lastimó a Roxanne y abusó de ella con suma violencia: ‘la peor violación’, dijo la mujer. Pero ella se dio a la tarea de buscarlo, lo que logró tras algunos días.
Encontró su casa y lo sorprendió apuñalándolo 61 veces. Posteriormente lo ató del cuello y lo amarró a su auto para arrastrarlo a lo largo de dos kilómetros hasta causarle la muerte.
La Policía de Australia halló el cuerpo y lograron dar con Roxanne, quien fue procesada legalmente. Tras tres años de investigaciones, declararon culpable a la mujer por homicidio y por interferir con el cadáver.
El juez David Bodicem declaró en la Corte Suprema de Australia: ‘Acepto que el apuñalamiento ocurrió en circunstancias en las que te enfureciste por lo que el difunto te había hecho y te amenazaba de nuevo’; sin embargo, dijo que Roxanne debió pedir ayuda después del ataque, en lugar de atentar contra la dignidad humana del violador.
Asimismo, increpó a Roxanne por el hecho de haber ‘abandonado cruelmente’ el cuerpo de Grant, y añadió que el asesinato del hombre fue devastador para su familia: ‘nunca se recuperarán de su muerte’, dijo.
Además de los nueve años de prisión, fue condenada a otros dieciocho meses por ‘interferir con el cadáver’, y podrá ser elegida para salir con libertad condicional en 2020.