Tlahuelilpán, Hidalgo.- Las víctimas de la explosión del ducto de Petróleos Mexicanos, que registró una enorme fuga la tarde de ayer, no eran “huachicoleros”, sino personas residentes de esta comunidad y de otras aledañas, que acudieron en masa para tomar gasolina, algunos para sus vehículos y otros para venderla y hacerse de unos pesos.
Antes de las seis de la tarde la noticia sobre la fuga en el ducto “corrió como reguero de pólvora”; se derivó de una vieja toma clandestina clausurada.
Testigos refieren que en el lugar había soldados y policías cuando comenzaron a llegar cientos de personas, que pasaban frente a ellos con baldes y bidones para tomar la gasolina “que salía como fuente”, formando ríos de hidrocarburo.
Se les advirtió del peligro, pero no hicieron caso; los soldados no intervinieron para no generar un clima de violencia, y cuando se retiraban sobrevino la explosión.
Un impresionante hongo de fuego se formó y decenas de personas salían corriendo, envueltas en llamas y gritando desgarradoramente, “no eran huachicoleros, era gente pobre de esta comunidad y de otras vecinas, que solo estaban aprovechando la ocasión con esta falla en el ducto de Pemex”, dijo Timoteo, residente de esta comunidad, “que no los quieran ver como delincuentes, sino víctimas de las circunstancias”, asentó.
