Guaymas, Sonora.- Carlos Alberto Caraveo González prestó sus servicios durante más de 20 años en la Jefatura de Policía Preventiva Municipal, hasta que la noche del lunes pasado fue ejecutado por un grupo armado, tras salir de su turno de labores a las 23:00 horas, pero su esfuerzo de tantos años no le valió para que se brindara seguridad durante su velorio.
La capilla ardiente fue instalada en el que fuera su domicilio, en el sector Las Playitas, de la zona Sur de la ciudad, en medio de un ambiente de tensión y llanto de sus familiares y amigos.
No se apoyó en nada con tareas de seguridad, hasta que este miércoles, a temprana hora, llegaron patrullas para iniciar con el protocolo público de acompañarlo a la misa de cuerpo presente en la parroquia de San Francisco Javier, de la colonia Migue Hidalgo, al pase de lista en los patios de la corporación y al último adiós en el panteón Héroes Civiles de Guaymas.
El oficial Caraveo fue reconocido ampliamente por sus compañeros, por su trayectoria como servidor público, pero el alto mando no se dignó siquiera a brindar seguridad a sus deudos, aun cuando su asesinato obedeció a una acción armada de la delincuencia organizada, en represalia por el cumplimiento de su función de seguridad pública.
