Hong Kong.- El relajamiento en los cuidados sanitarios acaba de encender los “focos rojos” en esta isla, luego de que se enfrenta el tercer rebote de COVID-19, lo que ha obligado a las autoridades gubernamentales a aplicar medidas sumamente severas para la población en general, pues se piensa que este nuevo brote podría quedar fuera de control.
El virus se propagó en los primeros tres meses del año, pero en abril comenzó a disminuir, a grado tal que durante mayo y junio los casos que se presentaron fueron mínimos.
Prácticamente con ello “se bajó la guardia” y aumentó la movilidad y socialización, así como la apertura de puertos, por lo que este mes de julio se presentó el tercer rebote de la pandemia, pero lo más delicado es que no se ha establecido la fuente de origen.
Los hospitales están al punto de saturarse y con ello se dejaría de atender a más ciudadanos con COVID-19.
Por lo pronto, el gobierno ha dispuesto medidas extremas, como: Prohibición total de consumo de alimentos en restaurantes, solo se podrá pedir para llevar, máximo de dos personas en reuniones y con mascarilla obligatoria tanto en interiores o exteriores, sin excepciones, entre otras.