Ciudad de México.- Antes de tomar las instalaciones de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CDNH), Erika Martínez fue desalojada de su casa, vivió en una combi por 3 meses y para sobrevivir comenzó su proyecto «Muñeca Empoderada», todo mientras buscaba justicia para su hija de 7 años, abusada sexualmente por el hermano de quien en ese momento era su pareja.
Cuando era una niña, Erika también fue víctima de abuso sexual por parte de un familiar y años después, el 2 de noviembre de 2017, volvió a pasar por lo mismo, ahora con su hija.
«Fuimos en la combi de mi pareja. Yo iba de copiloto, mi pareja de piloto y mi hija se fue sentada atrás con el hermano de mi pareja. Mi hija iba leyéndole un libro y él la puso entre sus piernas y comenzó a tocarla», narró Erika.
Erika se percató de que algo malo sucedía cuando dejó de oír la risa de su hija, sintió que le tocó el hombro y volteó.
«Vi su carita de miedo, la agarré y la puse enfrente de mí y me dice: ‘Mamá, ya no quiero ir’, le pregunté qué había pasado y no me quiso decir porque tenía miedo, entonces agarró un cuaderno y empezó a dibujar que él la había tocado por debajo de la ropa», narró.
Cuando llegaron al panteón, Erika le explicó a su pareja lo que había sucedido, por lo que decidieron regresar, pero cuando el agresor de la niña abordó de nueva la combi, el coraje de Erika era tal, que tomó un palo y comenzó a golpearlo.
Erika denunció al agresor de su hija, por lo que se abrió la carpeta de investigación CI-FDS/FDS-5/UI-FDS-5-02/00799/11-2017 por abuso sexual, pero tuvo que esperar año y medio para que se atendiera su caso, pues no tenía agente de Ministerio Público.
Mientras el caso avanzaba, Erika, junto a hija y pareja, fue desalojada de la casa donde vivía, que era propiedad de los padres del agresor de la menor.
Vivieron en la combi por 3 meses y cuando intentó regresar a la casa por sus cosas, fue golpeada por el abusador de su hija, por lo que volvió a denunciarlo, esta vez por lesiones.
Después de dos años, se judicializó la carpeta y se vinculó a proceso al agresor por abuso sexual, pero se le permitió llevar su proceso en libertad, a pesar de que la víctima era una menor de edad.
«Me sentía en peligro de que este señor estuviera afuera, y hay una Ley de que si es menor de edad la víctima, el agresor tiene que estar en prisión preventiva, y me dijeron que esa ley se modificó después del 2017 y que como los hechos fueron antes, pues no lo pueden hacer retroactivo», explicó Martínez.
Erika y su hija peregrinaron durante meses, el agresor no ha sido sentenciado, ambas no tenían dónde vivir, hasta que el 4 de septiembre tomó las instalaciones de la CNDH, junto a siete integrantes del grupo feminista Bloque Negro.
Ahora, su hija tiene 10 años, fue ella quien pintó flores en el cuadro de Francisco I. Madero, que estaba dentro de la CNDH, sin embargo, su sueño es escribir su historia y publicar su libro, aunque cree que nadie lo va a leer.