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10 de Mayo, la peor tragedia de mi vida con mis niños: Esmeralda

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Guaymas, Sonora.- Esmeralda Yeraldin Lizárraga, la mamá de niños que resultaron quemados al incendiarse su vivienda en el fraccionamiento Ocotillo Uno, narra de manera breve, pero paso a paso, los momentos de angustia que le tocó vivir y la alegría que regresó casi seis meses después, al integrarse de nuevo con sus dos amores: Ian Tadeo y Eylan Jared.

En su muro de Facebook inicia su relato así: “El 10 de mayo del 2018, a las 9 de la mañana, comenzó la peor tragedia de mi vida, fue la peor llamada que me hicieron en el trabajo, para darme la peor noticia de mi vida: Que mi casa se me había quemado y que mis niños estaban ahí; yo como loca salí corriendo y rogándole a Dios que no fuera nada grave, y pues la realidad fue otra”.

Agrega que “llegué al hospital y me dicen que Ian Tadeo estaba en quirófano, pero se habían equivocado, era Eylan Jared, y salen a decirme que está muy grave, que tenía su cuerpo 88% de quemado, que no había nada qué hacer; pasaron las horas y horas y no me decían nada, después de horas bajaron a Jared de quirófano”.

“Cuando ya estaba con su hermano, cayeron en depresión, no podían respirar los dos, los doctores salieron corriendo como locos, le subieron mucho al oxígeno y se pudieron restablecer y después hicieron todo el papeleo para mandarlos a Ciudad Obregón”.

Dice que a las 4:00 horas del 11 de mayo llegaron a la Unidad Médica de Alta Especialidad del Seguro Social, en Ciudad Obregón, donde recibieron a los niños, “llegamos a Jared le pegó un paro cardiaco y nos sacaron del área de pediatría, salían los doctores y nos decían que no despertaba, salieron como tres veces y al último, gracias a Dios, supieron revivirlo”.

Luego relata que a las seis de la tarde entró Jared al quirófano para tratarlo de sus pies y manos, porque estaba muy hinchado y se podía reventar, “pasaron horas y salió a las 11 de la noches y lo subieron a terapia intensiva”.

Así pasaron días y su glucosa y todo estaba súper bajo, “tenía su respirador muy alto, su corazón 190 por minutos latía, muy helado, yo cada momento le hablaba, le decía ‘tu puedes mi campeón, mi Dios te va ayudar a salir de todo esto, pero él nunca me respondía, no movía nada, sus ojos tenían cinta, cada vez que entraba a verlo se me salían mis lágrimas y rogándole a mi Dios que te diera mucha fuerza, como siempre ha sido el niño hermoso con su risa preciosa”.

“Fue un sábado, me habló tu papá que te iban a desconectar porque ya no había nada que hacer, no tenías ni un signo vital, yo estaba con tu hermano, él ya estaba en piso, me solté llorando y lo que hacía Ian Tadeo era limpiarme las lágrimas, y más me daba sentimientos; ahí estaba una amiga mía de Ciudad Obregón, y me decía ‘hay mi niña, si es así tienes que ser fuerte’, pero también me dijo ‘no pierdas la fe, tu gordito mañana va a despertar’, ella fue a ver a Jared, le dejó una estampa de la Virgen de Guadalupe”.

Esmeralda escribe también: “Sin mentirles, cuando subí a verlo lo primero que le dije fue: Jared, ¿quieres huevito con chorizo, frijoles y soda, mi amor?, y le agarre su manita y me apretó, sentí que mi rey quería seguir viviendo, llore de la emoción porque él se aferraba a la vida algo, tan pequeño y quería seguir a mi lado, fue un miércoles, y me dijeron que Jared iba a ser trasladado a Sacramento, California, al Hospital Shainers”.

Días después “llegamos al hospital ese y la verdad son unos ángeles, a Jared lo cuidaban de todo, aunque si recayó y duró una semana con una infección en su sangre, pero la verdad le agradezco a todo el equipo de cirugía, enfermeras y terapistas, y más a mi Dios por mandarle esos grandes ángeles”.

Por último, Esmeralda Yeraldin escribió: “Gracias a todos por estar al pendiente de ellos, mil gracias por todo, y gracias a mi Dios tengo a mi dos niños ya a mi lado”.