Juan Cruz Sánchez llegó a Empalme hace 14 años procedente de Chilapa, Guerrero, en busca de una mejor calidad de vida, pues en su pueblo la situación es muy difícil, no hay trabajo, y en las fuentes de empleo que hay les pagan muy poco.
Llegó a Empalme y encontró la posibilidad de vender pan, por lo que recibió la oportunidad y de inmediato puso manos a la obra y a bordo de un triciclo recorría las diferentes colonias de la ciudad ofreciendo el pan.
Pero Juan, de 28 años de edad, era un poco ‘vago’ y le gustaba la aventura, por lo que un día, vagando por la ciudad, decidió abordar el tren carguero, como ya lo había hecho en ocasiones anteriores.
Pero esa ocasión, hace cuatro años, las cosas no salieron bien, y cuando intentaba abordar el tren en movimiento, se ‘colgó’ de uno de los furgones que eran remolcados, pero se resbaló y las pesadas ruedas le pasaron por sus piernas.
No obstante, se mantuvo sujetado a la escalera del furgón y así se desplazó un tramo, hasta que se detuvo el tren.
“En ese momento no sentí nada, solo que las piernas se me empezaban a entumir, hasta que llegaron socorristas de la Cruz Roja; fue entonces que perdí el conocimiento y ya no supe más de mí hasta que desperté en un hospital de Hermosillo”, narró Juan Cruz.
Comentó que tras el accidente estuvo durante ocho días en coma, y la única visita que recibía era la de su patrona, que nunca lo ha dejado de la mano, desde que llegó a Empalme, y hasta la fecha.
Tras un mes de estar convaleciendo en el hospital de Hermosillo, lo dieron de alta y luego se vino a Empalme en autobús, pero ya venía sin sus dos piernas; cuando bajó del camión se desplazó en silla de ruedas y regresó a la casa de su patrona, en donde le asignaron un espacio para que viva.
«Desde ese día la vida me cambió por completo, el tren me cortó las piernas, pero no las ganas de vivir ni de trabajar, por lo que a diario salgo a vender pan en mi silla de ruedas en las puerta del Súper del Norte que se ubica en el centro de la ciudad.