San Felipe, Baja California.- La Secretaría de Marina informó que está investigando el suceso ocurrido en San Felipe donde un pescador fue presuntamente baleado por un elemento de dicha corporación.
En su cuenta de Twitter, la Semar dijo que “referente a los acontecimientos sucedidos hoy en San Felipe, B.C. en estos momentos se encuentra recabando la información necesaria, para comunicar de manera veraz y oportuna”.
El lesionado, quien solo ha sido identificado como Enrique, fue herido por marinos cuando les marcaron el alto, cerca del rancho El Machorro y del hotel Posada del Mar.
Los hechos ocurrieron poco después de las 07:00 horas en San Felipe, según reportes a los que ha tenido acceso La Crónica.
El herido fue trasladado a Mexicali a un hospital, luego de ser atendido por paramédicos en el puerto de San Felipe.
Luego de estos hechos, decenas de pescadores se apersonaron a la entrada del cuartel de la Marina en San Felipe, donde se suscitó un enfrentamiento a piedras con elementos de la Marina.
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San Felipe es un puerto localizado en el Sur del municipio de Mexicali en el estado de Baja California. Su población es de alrededor de 17 mil habitantes y hace poco, cobró fama mundial por el esfuerzo de conservación más grande en todo el planeta.
Actualmente, desde ese mismo lugar, los días de buen tiempo, zarpan ocho embarcaciones para localizar ejemplares de la vaquita marina, el cetáceo más pequeño del mundo y endémico de México.
Se trata del Programa VaquitaCPR, sin precedentes de conservación de una especie, liderado por el Gobierno de la República. Más de 60 científicos de 9 países, los mejores en su campo, están concentrados, aportando su conocimiento y experiencia para la protección y recuperación de la también llamada marsopa del desierto.
A inicios del siglo XXI el ingreso económico de San Felipe dependía, en orden de importancia, del turismo, de la flota camaronera y de la pesca en general.
Es aquí, en este paradisiaco lugar, donde la vaquita marina tiene un santuario. Un centro de atención terrestre y un refugio marino, a 1.5 millas naúticas, conocido como “El nido”.
«Fue la principal causante de que se formara el puerto de San Felipe, en sus inicios, fue un gran atractivo turístico para el pescador deportivo y comercial; en sus buenos tiempos, era muy común comer en los restaurantes chinos sopa de buche de totoaba y los filetes de totoaba», dice Ernesto Sosa Rocha.
El historiador mexicalense afirma que pocos peces superan en sabor y textura a la carne de totoaba, probablemente el pez más sabroso del Mar de Cortés.
«Una pesca deportiva regulada podría salvar a San Felipe», afirma con seguridad.
Lo cierto, detrás de esta afirmación, es que actualmente podrían existir condiciones para su aprovechamiento, asegura David Conal True, responsable de la Unidad de Biotecnología en Piscicultura de la Facultad de Ciencias Marinas de la UABC.
Como responsable del programa de reproducción de esta especie en Ensenada, asegura que hay datos que podrían sustentar un programa de pesca deportiva en el Mar de Cortés, y con ello, impulsar el desarrollo de San Felipe.
ES ILEGAL
Su pesca, hasta ahora ilegal, sigue sin contenerse. Apenas el pasado 5 de mayo, un hombre en Mexicali fue detenido en poder de 229 buches de totoaba. Los llevaba en una hielera dentro de un vehículo, en el fraccionamiento Misión del Ángel.
Mientras tanto, los ambientalistas continúan retirando redes agalleras de pesca ilegal de esta especie del polígono de protección de la vaquita, que hasta el mes de marzo, habían contabilizado más de 428 redes retiradas.
La totoaba, una especie que detonó la fundación y el desarrollo de San Felipe, podría ser la que pueda sacar adelante a este poblado, deprimido económicamente por una veda que acaba de cumplir tres años.
VAIVÉN
Durante la década de 1920, la pesca de la totoaba se encontraba en su auge en el Alto Golfo de California:
«Era tanta totoaba que a veces se varaba en las playas de San Felipe, y les quitaban el buche ya en la orilla», recuerda Ernesto Sosa Rocha.
«Mencionan los antiguos pescadores que con la propela de los barcos las mataban de tanto que había», asegura el historiador, mientras muestra fotografías en blanco y negro de largos ejemplares de más de un metro de largo aleteando a la orilla de la playa.
Pero la prosperidad no sería para siempre. Desde 1940 y hasta 1955, la sobrepesca de esta especie comenzó a reducir la cantidad de totoaba y comenzaron los estudios para determinar una zona de reserva.
Ese «Oro Marino», como le llama Sosa Rocha, dio origen a San Felipe, pues fue durante la primera mitad del siglo XX, una de las especies de mayor importancia comercial y deportiva en la producción pesquera del Alto Golfo de California.
«Antes de 1925, San Felipe solamente era visitado ocasionalmente por pescadores interesados en la pesca de la totoaba y en forma secundaria por otras especies marinas», dice.
«Era muy común comer en los restaurantes chinos sopa de buche de totoaba y los filetes de totoaba».
Desde su perspectiva, la pesca deportiva regulada podría salvar no sólo a San Felipe, sino a la misma especie.
NADA PARA SIEMPRE
La sobrepesca de la totoaba a mitad del siglo pasado fue derivando en medidas para su protección. Para 1975 se estableció la veda permanente, un año después se inscribió en el catálogo de especies en riesgo de la Cites.
En 1991 se le declaró como especie en peligro de extinción y en 1992 se prohibió el uso de redes agalleras. Aunque la especie se encuentra en veda permanente hasta hoy, en la década de los noventas se permitió por algunos años la pesca deportiva.
Un año después, en 1993, la Universidad Autónoma de Baja California comenzaría con los primeros intentos de cultivo de este pez endémico del Mar de Cortés, conocido como uno de los peces más grandes de esta zona del golfo.
Además de la sobrepesca que sufrió décadas atrás, la supervivencia de la totoaba enfrenta otros obstáculos, algunos todavía sin abordar por completo.
Con información de La Crónica