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Muere enfermera del ISSSTE por Covid-19 y pierden su cuerpo: Lo entregaron a la familia equivocada

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Zacatecas.- El cuerpo de Esthela Yessenia Torres Rodríguez, una enfermera de Zacatecas que falleció el pasado domingo por Covid-19, se perdió en un hospital del ISSSTE. Según familiares de la occisa, el cuerpo fue presuntamente entregado por error a otra familia, la cual lo incineró.

Ante ello, personal de hospital intentó darles estas cenizas a los familiares, sin embargo, no hay certeza de que correspondan a la enfermera de 33 años de edad. A través de una cuenta de Facebook a nombre de Yessenia, familiares narraron el «calvario» que viven por no saber dónde está ella.

«Lamentablemente el día 26 de julio del 2020 perdí la batalla, fallecí a causa de la pandemia que está cambiando vidas en todo el mundo», señala la publicación acompañada de una fotografía de la mujer.

«Un familiar acudió al ISSSTE a reconocerme, pero se llevó la sorpresa de que mi cuerpo estaba desaparecido. Les dieron mil explicaciones, entre ellas una equivocación en la entrega de cuerpos, después les quisieron entregar unas cenizas de un cuerpo sin identificar, pero no pueden comprobar a mi familia que realmente soy yo».

El texto describe a Yessenia como una enfermera dedicada a su labor que trataba con amor a sus pacientes.

«Ahora mi familia está viviendo un gran calvario, no saben dónde estoy, soy como una hija perdida. Mi familia quiere justicia, ¿a quién le van a llorar?… Mi madre, hermanos, esposo, primos, sobrinos y tíos quieren respuesta, y desean encontrarme. Justicia para que ésto no vuelva a ocurrir por una negligencia en el protocolo de entrega de cuerpos». indica el mensaje.

Enfrentar la pérdida de un allegado en tiempos de COVID-19 pone de frente múltiples factores que emocionalmente trastocan la vida de quienes se quedan.

De acuerdo con expertas en tanatología, una disciplina científica que se encarga de encontrar el sentido al proceso de la muerte, así como sus ritos y su significado, los impactos emocionales no solo ocurren por la restricción de funerales concurridos, el alejamiento de esa persona por más de quince días o la despedida que quizá se hubiera esperado y no se tiene, sino porque quien se queda mantiene la preocupación de estar también infectado y quizá también fallecer:

«La pandemia por COVID-19 ha traído una nueva forma de vivir y experimentar el mundo, esto incluye la manera de morir y despedir a nuestros seres queridos que fallecen a causa de esta enfermedad», señaló Blanca Fernández González, experta en tanatología.

Blanca Fernández, experta en tanatología, mencionó que el duelo durante el COVID-19 es un proceso distinto.

Explicó que una persona en duelo comúnmente atraviesa por varias etapas, y el proceso de duelo por COVID-19 tiende a prolongar cada una de las fases, que son la negación, el enojo o la ira, pero también la negociación, donde el doliente pueda fantasear con la idea de que puede revertir el proceso y buscar estrategias para que esto sea posible.

La especialista agregó a este panorama que es común que, después de vivir la pérdida de algún ser querido, el doliente experimente diversas emociones, entre las que se encuentra el miedo hacia la muerte de otro integrante de la familia, incluso su propia muerte.

Además, dijo que es muy normal tener pensamientos irracionales sobre la situación antes vivida, pero advirtió que, de continuar con emociones destructivas, el duelo puede ser más complicado: «Es importante esas emociones y sentimientos expresarlas en el momento en que se manifiestan. Si es imposible por cualquier razón, hacerlo a manera de plática, una carta, una pintura o cualquier expresión que ayudará a canalizarlas de manera positiva».

En el país, hasta el 23 de abril se habían reportado más de 10 mil casos y 970 fallecidos a causa de coronavirus, de los cuales más de 60 decesos corresponden a Sinaloa. Las autoridades federales revelan los estados con mayores decesos; los Gobiernos estatales señalan por municipio el número de muertos, pero los municipios no revelan la zona del fallecimiento.

De acuerdo con las autoridades, esto se hace tomando en cuenta los derechos de privacidad y previniendo posibles casos de discriminación, estigmatización y violencia para los familiares de los fallecidos.

Lo anterior alimenta otro factor como el silencio que atraviesan las familias a la hora de revelar que alguien cercano ha muerto por COVID-19.

Al respecto, el sociólogo Tomás Guevara mencionó que existe un miedo social bastante extendido a ser contagiado y morir, y la respuesta de mucha gente que sabe de un caso de COVID-19, o que tiene a un familiar fallecido, ha sido el silencio, y lo hace —dijo— para no recibir actos como los que están viviendo médicos y enfermeras, que se exponen ante pacientes de COVID-19, y en la calle son señaladas o violentadas.

La tanatóloga Susana Dingler señaló en entrevista para EL DEBATE que el COVID-19 le ha arrebatado a las personas vivir la espiritualidad de la pérdida de una forma común, y, contrariamente, los enfrenta a un cambio que dificulta sobrellevar el duelo.

Desde hace unos días, contó que ha trabajado en el caso de una mujer, cuyo padre falleció a causa de COVID-19 en Estados Unidos, pero mientras tanto ella y su madre siguen contagiadas. Mencionó que estuvieron catorce días en cuarentena en casa; sin embargo, al papá tuvo que ser enviado al hospital, y falleció.

«Se arrebata también esta parte de espiritualidad, de religión; ya no puedo honrar la memoria de mi ser querido porque me quitan hasta esa posibilidad. Esta es la impotencia y el desamparo porque no puedes abrazar en estos momentos, que es cuando más tratamos de enjuagar nuestras lágrimas en la familia, y nos quitaron eso. Nos están arrebatando esa posibilidad en la muerte y en el desamparo», expuso.

Pero, ante este panorama, explicó que tanto esta familia como los mexicanos que atraviesen por una situación similar tienen a la mano las nuevas tecnologías, que permiten mediante aplicaciones, como Zoom, videollamada de WhatsApp, Facetime o por teléfono llevar a su círculo más cercano la pequeña misa, velación o cualquier honra que pueda hacerse. Que si bien no es lo mismo, les permite sentirse acompañados y no rechazados.

Después de la pérdida por COVID-19 y las fases del duelo, la experta dijo que viene un trastorno de desorganización que provoca pánico y crisis: «Porque estuve yo cerca y yo también puedo ser infectado y también puedo morir a consecuencia de haberme acercado. Jamás creemos que nos pueda pasar, entonces, cuando entra, empezamos en esta crisis que ocasiona un pánico, y un pánico colectivo, que es lo que ahorita se tiene», manifestó.

Pero las cifras de muertes, además, ocasionan actualmente que el COVID-19 se vuelva tangible y, al mismo tiempo, creíble en muchas personas que todavía dudan o tienen pensamientos de que es un invento o algo relacionado al Gobierno: «El coronavirus se hace tangible en la persona que murió y en mí que estoy infectado. Ahora qué voy a hacer, empezar a agarrarme de herramientas para poder salir adelante, que es cuando viene un cambio de identidad, de sentimientos, cuando ya lo hago realidad».

La especialista Susana Dingler recomendó a las personas que estén atravesando por una pérdida a causa del COVID-19 que para sobrellevar el duelo, además de expresarlo en el círculo más cercano, honren a la persona con aquellas cosas que dejó tangibles, un legado, algo que le gustaba, por ejemplo, y usar las herramientas tecnológicas para estar cerca de los familiares o amigos.