Guaymas, Sonora.- La cantante y actriz mexicana Thalía publicó en su red social de Instagram un regalo que la dejó sorprendida de parte de su esposo Tommy Mottola, el cual consistía en perlas del Mar de Cortés, que son cultivadas en Guaymas, Sonora.
En su publicación escribió:
«Pero qué preciosidad de perlas, están divinas, del Mar de Cortés, vean que belleza de nuestro México. Gracias cariño es una belleza!”.
En la publicación compatió algunas imágenes de la joyería de perlas producidas en la Granja de la Bahía de Bacochibampo y donde sus intalaciones están en el municipio de Guaymas, Sonora.
PROCESO DE CULTIVACIÓN DE LAS PERLAS
Lo primero que se necesita es la reproducción de las ostras, para ello, según explican en la granja, se tienen que liberar millones de huevecillos en el mar para que éstos sean fertilizados. Una vez ocurrido lo anterior, se convierten en larvas microscópicas que son arrastradas por la corriente marina hasta que éstas se adhieren a un lugar ideal para crecer.
En la granja se liberan unas redes recolectoras para que las microscópicas ostras se adhieran como si fuera a un arrecife y comience su proceso de crecimiento. Después de unos días y con un tamaño visible, cada una es puesta es una malla especial para su crecimiento y cuidado de depredadores.
Cuando las ostras están en crecimiento, cada dos semanas son limpiadas una por una para evitar que se le impregne un parásito que forma una especie de calcificación en la parte superior y evita el crecimiento de ésta.
El proceso de crecimiento de las ostras para poder ser implantadas es de ¡dos años! tiempo durante el cual se les limpia y se les mueve en tres tipos de redes diferentes. Una vez que alcanzan la edad adulta la ostra se somete a un proceso quirúrgico para implantarle un cuerpo esférico de nácar traído del río Mississippi. Este proceso dura como máximo un minuto para evitar la muerte de la ostra.
Luego del proceso de injerto, la ostra es regresada al mar por un año y medio más. La ostra cubrirá el injerto de miles de capas de nácar. Mientras más tiempo esté la ostra con el injerto, más gruesa y de mejor calidad será la perla.
La principal característica de las Perlas del Mar de Cortez es la belleza de tus tonalidades tornasol así como el tamaño de éstas lo que las hace las más cotizadas del mercado. Una vez extraída la perla, la concha de la ostra se vende al igual que la carne de ésta, lo que se considera un manjar culinario.
Cada perla es única y su precio depende del tamaño y el color de ésta. Cada perla es usada para realizar diversos diseños de joyería como aretes, anillos y collares.
Las perlas que no cumplen con la calidad de venta, son regresadas al mar cada inicio de cosecha a manera de ritual para tener buenos resultados, además de ser un reciclado natural.